Si el comandante Ortiz comienza a disparar esto va a ser un éxito. Samuel está tirando unas fotos con desgano y yo tomo notas esperando que algo suceda. “En este año se ha notado que hay una baja tendencia de tráfico ilegal de suramericanos por la zona del puesto fronterizo de Peñas Blancas”, anoto. “Por ello el Ejército da seguimiento a la captura de este grupo raro de personas”. Raro es la palabra que usó el militar. ¿Lo suramericanos son un grupo raro de personas o es raro que crucen las fronteras? En este punto los medios de comunicación se debaten. Como escritor propongo hacer un circo con los suramericanos caminantes. Elaborar un relato verídico sobre mutantes venidos del espacio. A fin de cuentas hablan nuestro idioma pero cada uno con acentos extraños. Que si cambiando r por l, que si aspirando las eses finales. Ni modo que aspiraran las heces. Eso lo hace otra gente, otros mutantes.
Lo cierto es que “El Ejército ha detectado por puntos no habilitados de la frontera sur el tráfico de indocumentados de nacionalidades un tanto diferentes a las que habitualmente se detectan por esa zona”, anoto. La zona, se entiende, del puesto fronterizo de Peñas Blancas. Si el comandante Ortiz pierde la paciencia por el calor, o simplemente porque hoy tiene ganas de experiencias límites, esto va a ser mi momento cumbre. Sin embargo, Ortiz indicó que “no hemos podido determinar el trasfondo del traslado de estas personas”. Ortiz, se me olvidaba, es el vocero de las fuerzas castrenses que miran detenidamente todo lo que se mueve a lo largo de la frontera, incluyendo pajaritos preñados.
“En meses anteriores el Ejército detectó a ocho indocumentados chinos, que en su momento fueron remitidos a Migración y Extranjería. Normalmente las personas que detectamos por esa zona son ecuatorianas y peruanas, y nos llama la atención que ahora sean de estas nacionalidades”. De las nacionalidades chinas. Que hablen cantonés o mandarín.
Vista la situación y partiendo de la premisa de que pronto seremos invadidos por los chinos, me adelanto. Voy a escribir una novela china. En español, claro. Cosa de que seré el primero en escribir una novela china que será la traducción al español de la traducción al chino. Se las resumo:
El primer capítulo será sobre esos dos cónsules en Haití que fueron sometidos a la Justicia por tráfico ilegal de indocumentados chinos y por drogas. Lo de las drogas es obvio. Tiene que haber drogas en el asunto y una mafia poderosa.
El segundo capítulo, que imitará los partes de prensa, llevará al lector hasta Los Angeles. LOS ANGELES (AP) – Las autoridades federales han desmantelado una red que ofrecía a jugadores endeudados una jugosa recompensa a cambio de casarse con ciudadanos asiáticos que procuraban obtener la ciudadanía de Estados Unidos. Las autoridades arrestaron esta semana a 11 de los 44 hombres y mujeres sospechosos de participar en la red, que según se a!rma cobraba a indocumentados chinos y vietnamitas hasta 60.000 dólares para casarlos con ciudadanos estadounidenses a !n de obtener permisos de residencia.
Una de las acusadas de dirigir la red, Marian Therese Thai, una agente de viajes de 53 años, se entregó a las autoridades el viernes. La agente enfrenta numerosos cargos federales, entre ellos conspiración, albergue de indocumentados y fraude matrimonial. Los organizadores visitaban con frecuencia los casinos del sur de California, donde solían hallar a jugadores que habían perdido gran cantidad de dinero.
“Hallaron personas que estaban en una racha perdedora y que estaban dispuestas a hacer algo ilegal si el precio era adecuado”, dijo Virginia Kice, portavoz de la Agencia de Inmigración y Aduanas.
Thai dirigía la operación desde su agencia MT Travel de Westminister, donde producía fotos falsas de bodas, declaraciones conjuntas de impuestos y cartas de amor, dijeron los funcionarios. Las autoridades descubrieron que había algo raro cuando los empleados de inmigración hallaron casos de estadounidenses que solicitaban tarjetas de residencia para más de un cónyuge.
Las autoridades creen que algunos ciudadanos recibieron hasta 5.000 dólares a cambio de contraer matrimonio con indocumentados extranjeros. Bueno, sí, es poco dinero, pero le imparte realismo a ésta, la primera novela china antes de la invasión china. Necesito sinónimos para “las autoridades”
El tercer capítulo será sobre las costumbres sexuales. La importancia de esto es que serán las costumbres que poco a poco se impondrán en esta otra parte del mundo. Aunque pensándolo bien quizás sea mejor empezar por ahí. Es decir, un primer capítulo de prácticas sexuales. Un gancho comercial. Sexo es igual a ventas garantizadas. Entonces intercalar algunas cosas que realmente me interesan. No es que no me interese la chingadera, es que me interesan otras cosas también. Pero yo sé que si la novela comienza con las palabras del Comandante Ortiz sobre las extrañas capturas en el puesto fronterizo de Peñas Blancas generaría escaso interés en los jóvenes lectores. A menos que el susodicho militar los masacre, los torture, escoja algunas mujeres para integrarlas a un mercado de prostitución. Ah. Ahí está la conexión. Una gran red de prostitución en este lado del mundo y mato dos pájaros de un tiro. Extrañas capturas y costumbres sexuales. Eso adornado con juegos, laberintos. Describir las fotos falsas de bodas, las cartas de amor que la agencia de madame Thai preparaba. Esta será la gran novela china de occidente.
Ese es un plan a largo plazo. Ahora, mi éxito depende de que el comandante Ortiz comience a disparar. Le miro los ojos. Los gestos. El tono de voz. Noto que poco a poco va perdiendo la paciencia ¿Y si con disimulo pongo mi navaja de pelar frutas cerca de uno de ellos y grito que está armado? Tengo sed, dice Samuel. “Venir hasta acá a tomarle fotos a chinos sentados en el suelo” murmura, decepcionado. Espérate, le digo. Esto se va a poner bueno.